Ya había postergado mucho esto. Ya lo había hecho esperar mucho tiempo. Había hablado de mis papás musicales, de Soda, de Pink Floyd, de la salsa, pero no de mi mamá, de mi utero, de mi resguardo.
Como siempre, hay que regresar al pasado para encontrar respuestas. Esta vez un poco más allá de 1999, para ir a cuando yo arrancaba a oír música en el radio de papá. Aprendía
english por ese entonces, y por aquello de sintonizarme con la lengua, con el
to be, con el
past participle, con el
juadafoc, busqué al mejor estilo snob, emisoras que dieran música en inglés. Tal vez la oferta no era tan amplia entonces a nivel FM, pero aterricé en Caracol Stereo, icono indeleble del pop. De ese pop suave, a veces ochentero a veces noventero, a veces banal, a veces plástico, a veces meloso, a veces predecible, a veces hostigante, a veces suicida, a veces excesivamente sentimentalista y romanticón. A veces algo de qué apenarse.
Pero el sentimiento snob lo puede todo y así toleré tandas de Cindy Lauper, R Kelly, Backstreet Boys, Boyz II Men, Mariah Carey, Bee Gees, N'Sync, Five, Spice Girls. Entre ese miasma, entre esa guachafita de coros afinados y voces sentimentalistas, pesqué una joya con la que gran parte de la humanidad estuvo de acuerdo. Venía de Inglaterra, tierra pujante y emprendedora, cuna de buenos 'poperos', 'punkeros' y 'rockeros', y la tonada se llamaba "Missing". El éxito era de fácil recordación: un coro incesante que una mujer gemía: "...and I will miss you, like the deserts miss the rain", en subsecuentes versiones 'radio edit', 'remix version', 'ben watt mix', etc, etc., de una metáfora sencilla pero a la vez contundente. El desierto, la lluvia, la noche, el día, tu, yo.
Y se tarareaba tal éxito como se tarareaban tantos más. De vez en cuando con el pasar de los años, sonaba por ahí escondido en una que otra tanda de música de madrugada o de trasnoche. Y como dice la frase de cajón (entonada con el acento ñero), a "Missing" le pasaba lo del buen vino: con el tiempo mejoraba y se añejaba. Cada vez que sonaba me traía nuevos recuerdos, refrescaba madrugadas o noches largas, atmósferas vacías o con el toque justo de melancolía. Engendraba el encanto de la sutileza, de la medida justa y la derrota de la rimbombancia y el bullicio típicos del pop (sobre todo donde ha desembocado ahora, con la moda de hacer música de pasillo de
high school).
Ese cariño póstumo me hizo averiguar y encontrar que el grupo se llamaba Everything But The Girl, una agrupación inglesa conformada por Tracey Thorn en las voces y Ben Watt en todo lo demás. (Ben Watt para mí sorpresa, también hacía parte de otro dueto famoso en la electrónica llamado Lazy Dog, que constituían una respuesta al sistema de clubs gigantes y despersonalizados, junto con Jay Hannan. Fundaron un mítico club, para responder al ruido y la fanfarria; toda una moraleja para nuestros becerros de oro de la 82 y 93.) Ambos comenzaron sus carreras en los 80. Ben Watt influenciado desde niño por el jazz que oía el papá Watt, y esa herencia fue la que marcó los primeros discos de Everything But The Girl (EBTG, ya que estamos en confianza).
Pero más allá del dato biográfico, de la anecdota, la circunstancia y la coincidencia, EBTG es un triunfo a todo. Triunfo al imperio plàstico, al consumo, al glamour de pacotilla, a la 'petardez' musical. Tracey, la cantante, no es linda para serle sincero. En los 80 usaba camisa de hombre y corte recluta en su cabeza, y ahora en estas épocas menos turbias tiene una eterna cara de miedo. Pero su voz es tremenda y se sabe acoplar a un acorde de una guitarra en algo muy acústico, al saxofón de un lance jazzero, o al beat con el que EBTG es más familiar ultimamente. Incluso colaboró en un par de canciones con otros titanes ingleses; Massive Attack.
Dentro de poco habré conseguido todos sus discos. Me quedó con todos, pero si hay que invitar a alguien a conocerlos, recomiendo "Like The Deserts Miss The Rain", que es un buen resumen de todo, un sincero viaje. Me quedan mil apreciaciones sueltas, mil comentarios por decir, pero lo básico está aquí. Acá está mi manifiesto a la sutileza, a la larga soledad, al desierto sin lluvia.
Gracias Caracol Stereo
