CINE - Crimen Ferpecto
El día no pinta para otra cosa sino para ver películas. Incluso estaría dispuesto a ver una vez más “El Acorazado Potemkin”. Pero también está la necesidad de volver al teatro, a la sala oscura y masiva, donde todos comparten sus risas, miedos e incluso tedios. Sigue siendo diciembre, mes del desparche navideño y de los estrenos que prometen mucho pero casi siempre salen con el mundialmente famoso “chorro de babas”. Pero hay que tener fe, sobre todo al cine y entrar a la sala sin prevenciones. Sobre todo cuando el precio de la boleta permite entrar a dos funciones en el mismo día.
La película es de Alex de la Iglesia, publicitariamente presentado como “niño rebelde” para darle un matiz de loco irreverente que hábilmente impregna también a sus filmes. Así, sin querer, ya se sabe que es una comedia loca y sin mucho sentido, que en medio de sus “jilipolleces” está hecha con el corazón y no con la cabeza. Así fue “El Día de la Bestia” (que todavía encabeza sus credenciales a pesar de haber filmado más películas luego de esa historia); el paroxismo de la exageración. Y un ser de esa raza de locos tercos, para algunos “genios”, no cambia con facilidad. Aunque en esta ocasión no hay ninguna cruzada contra el Anticristo, sí permanecen las excentricidades de situaciones y personajes. Son absurdos tan fuertes y declarados, que terminan encajando en la lógica de la historia y causando risa.
La historia no es nada del otro mundo y muy seguramente naufragará en los mares del olvido, sin que esto implique que sea una mala película. Hay un hombre codicioso, arrogante y convencido, que se presenta a sí mismo en los primeros minutos. La historia misma se encargará de enviarlo a la lona con todo y su ideal de superhombre. Pero en la tras-escena, hay una cómica y a la vez cruel reflexión de fondo sobre el imperio de la imagen y la apariencia física. La contemporánea rivalidad entre bellos y feos en esta era de la belleza plástica e impuesta por los medios masivos, tiene un round más en esta película. Algo como lo que pasaba en la ochentera “La Venganza de los Nerds”, pero llevada a un escenario madridista y con un humor más negro y exagerado, firmado por De La Iglesia.
Quién gana o pierde a final de cuentas es el punto de la historia, pero llega a pasar a segundo plano pues “Crimen Ferpecto” padece la común enfermedad de tener un final más largo de lo necesario. Quizás ese es su talón de Aquiles, y el que hace que los últimos minutos sean eternos, alejando al espectador de la historia misma y haciéndolo desnudar cuán insensata es la historia. Prefería seguir embelesado y ‘comerme’ enteras las exageraciones de De La Iglesia.
Por fortuna, aún quedaba la ilusión que la siguiente película fuera mejor.
(gracias a la que está pendiente de este espacio, así sus ojos lo lean desde el país d Soda Stereo... lástima, ojalá le vaya de maravilla)